Soy Janet Rodríguez, facilitadora de Biodanza, mujer, madre y emprendedora.
Biodanza llegó a mi vida después de haber tenido a mi primera hija y fue la puerta primero a encontrar un espacio donde mis emociones encontraron cobijo y la posibilidad para mover el cuerpo.
Bailar ha sido algo que ha estado siempre en mi vida. En mi país de origen el baile es algo innato, casi todo el mundo baila y no ha sido nunca un problema para mí, sin embargo en Biodanza descubrí otra forma de entender el movimiento.
Entre otros descubrimientos rompí con la idea de que hay que seguir pasos y dejarse llevar por otros y también solté el bailar o moverme de manera “adecuada”. Ahora vivo la danza como espacio de libertad.
Biodanza ha sido y es la oportunidad para dedicar ratos en exclusiva a mi cuidado personal y también para encontrarme con otras personas que tenían inquietudes vitales similares a las mías.
Encontré en Biodanza un lugar seguro para expresarme y compartirlo libremente.
Junto con mi maternidad y todo el aprendizaje que supuso para mi vida, se estableció un acompañamiento amoroso y una mayor confianza en la vida y sus placeres
intrínsecos.
Me ha servido también para reinventarme profesionalmente y querer extender el mensaje de Rolando Toro, su creador, en beneficio de la humanidad para recuperar el placer de estar vivas.
Formada en la Escuela y Centro Hispánico de Biodanza en Madrid.